GRACIAS DIOS, GRACIAS EFO PANAMÁ 2016

Por: Johana J. Lisboa Marcano

Desde que tuve la dicha de alojar en la pequeña casa de mis padres a una obrera brasileña (¡Saludos querida Aline!) y acompañar a los EFOistas enviados a Cumaná en el EFO Venezuela 2013, mi idea de participar en ese evento se intensificó; el anhelo de vivir, de formarme para ayudar a los estudiantes en la Obra Estudiantil y conocer amigos de toda Latinoamérica con ese mismo sentir se acrecentó. Sabía que Dios atendería mi oración, pero me sorprendió su rápida respuesta. El hecho de saber que no tendría que esperar más tiempo para estar en un EFO me hizo actuar en fe e ir.

Mi deseo de asistir era mayor que las posibilidades económicas que disponía para cubrir con los gastos que ese evento amerita, pero Dios nunca abandona a sus enviados y por su misericordia infinita procuró que se dieran las donaciones necesarias para mi asistencia (muchísimas gracias por ustedes, hermanos (as) y amigos (as) que me ayudaron a cumplir este sueño), a la vez que nunca faltó salud ni trabajo que yo pudiera hacer pro-EFO. Con días de anticipación oraba a Dios por los recursos, y estos se dieron; oraba por fuerzas para no sentir tanta fatiga en el evento y el Señor me dotó de unas pilas bien recargadas; oraba por mi salud durante todo el evento y está nunca me falló. ¡Qué bueno es mi Papá!

Este EFO fue para mí una confirmación de mi llamado a la Misión Estudiantil, llenándome de una fortaleza y sabiduría que no imaginé. Sin embargo, todo eso debe traducirse en humildad y servicio. Ricardo Borges, durante la primera semana nos explicaba que debemos mantener una “Espiritualidad de la Humildad” en nuestra labor misionera, la cual consiste en Encontrar a Dios (reconociendo su magnífico plan salvador y de gracia para nosotros), Encontrar al Otro (reconociendo la existencia del prójimo con sus cualidades, debilidades y problemas) y Encontrarse a uno mismo (reconociendo nuestras fortalezas, debilidades y llamado), lo cual nos llevará a un ejercicio de la Misión de manera integral, pertinente y humana.

Qué maravilloso fue disfrutar de la forma en que cada ponente o expositor se apasionaba por explicar la Palabra divina, pasión que todo obrero debe poseer y transmitir en su estilo; y sobre todo fidelidad a las Escrituras, por lo que cada quién debe ocuparse en El Conocimiento de Dios el cual, como mencionaba Marina Medina es: Personal, Bíblico, Racional y Emocional. La Palabra de Dios es el centro de nuestra misión; si la Palabra no nos toca y transforma, entonces no hay llamado, no hay predicación, no hay misión. ¡La Palabra Divina debe hacer arder nuestros corazones!

Fui grandemente bendecida por las palabras y consejos que provinieron de discípulos que han sido probados con fuego en este ministerio, pero que Dios les ha dado lo necesario para remontar el vuelo y aprender de todo lo vivido en el Camino. ¡Y lo seguirá haciendo! Gracias Gisela, Pedro, Josué, Harold, Ricardo, Marina, David, Ziel, Carmen, José, Idalcy.

En mi cosmovisión cristiana había muchas preguntas, las cuales no las formulé para que fuesen contestadas expresamente en el EFO, aunque fue en ese contexto en el que recordé muchos de esos cuestionamientos, y Dios me sorprendió otra vez dándome respuestas certeras sin que yo tuviese ese afán de hallar las respuestas. El Señor me hizo descansar al recordarme que “la misión de Dios, es de Dios, no nuestra. Nosotros solo somos colaboradores de Su proyecto y no gestores de nuestros caprichos” (H. Segura).

Debo agregar que el Señor fue fiel al reiterarnos la responsabilidad que tenemos, que  como “pastores” de los estudiantes, debemos también ser pastoreados, lo cual me hizo ver la gran necesidad que tenemos como líderes y siervos al “habitar en el dolor humano, el cual es un espacio sagrado” (Z. Machado), pero también de tener la humildad de pedir ayuda y consejo en momentos clave de nuestra vida a personas entregadas a Dios, y de cultivar amistades duraderas y de calidad.

Con respecto a esto, agradezco infinitamente a Dios por mis amigos (as), hermanos (as) y mentores de mi país; así también este agradecimiento es extensivo a aquellos que hicieron mi día a día en el EFO especial y más ameno con sus palabras, gestos, consejos, experiencias y bromas. Gracias Emily y Diana, porque pese a nuestras diferencias, defectos y locuras, Dios permitió que nos acompañáramos, oráramos juntas, lloráramos y nos divirtiéramos hasta el último día en Panamá. Gracias Eduardo por tu amistad y sencillez. Gracias Ruth María y gracias Nahomy, por compartir conmigo sus experiencias de vida, inspirando mi fe por las maravillas que Dios ha hecho en sus vidas. Gracias Lorena y Marcelo, gracias William y Lupe por sus consejos y experiencias matrimoniales. Gracias Idris por abrir tu corazón y conversar tan francamente conmigo. Gracias Brett, Ramiro, Raquel y Vaninha por su compañía y por soportar mis ocurrencias, indiscreciones, habladeras y demás. ¡Gracias Efoistas todos!

Ahora mis retos post-EFO son mayores que los que tenía antes de ir. Siento una mayor y profunda responsabilidad cuando me acerco a las Escrituras y estudiarla y transmitir su mensaje a otros. En mi ser hay un anhelo de obtener la madurez del Rey David cuando escribió el Salmo 131, con esa serenidad y sencillez que me permita ayudar a otros estudiantes, a otros Discípulos del Camino, y hablar de Jesús con respeto hacia Él, hacia el otro y sin altivez. Que Dios me haga “liderar sirviendo y servir liderando”.

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